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lunes, 10 de febrero de 2014

Iquitos - Yurimaguas - Tarapoto - Lima

Iquitos  - Yurimaguas
El viernes 27, sábado 28 (día de las Fiestas Patrias del Perú) y el domingo 29, lo pasamos a bordo del bote. El lunes 30 en la mañana llegamos a Yurimaguas. De la vuelta no hay mucho que contar, no fue un viaje tan caótico como el de nuestro querido Henry II. 

El sábado 28 subimos al techo a celebrar las Fiestas Patrias con una botellita de pisco o rompecalzones... no recuerdo bien, pero a las 11 pm ya íbamos muy contentitos... El barco estaba iluminado con bombillas de colores (solo ese día). Y se escuchaban ritmos de cumbia y chicha desde los pequeños pueblitos a orillas del río Marañón. 

El domingo 29 vimos los famosos bufeos, en este caso no eran rosados, sino más bien grises. Nos contaron que siempre iban en parejas... Pero voy a compartir una leyenda sobre los bufeos que un señor le contó a mi amigo David en su viaje cuando vieron un bufeo rosado y que publica en su blog: botasnomadas.blogspot.com  





“Cuentan que hay dos tipos de bufeos, el bufeo negro o cenizo y el rosado. El primero dicen que es de buen corazón y que ayuda a los pescadores a atraer a sus presas, así mismo también entrega los cadáveres de los ahogados. Son los guardianes de las aguas del río. En cambio, el bufeo rosado o colorado, cuentan las leyendas que es en realidad un demonio que sale del agua y cobra forma humana. Dicen los lugareños que si encuentras a alguien que es muy esbelto no te fíes, pues puede que sea un bufeo. Las hembras bufeo se convierten en preciosas mujeres y van en busca de hombres a las ciudades, mientras que los machos se convierten en hombres para ir en busca de las chicas. También cuentan que los machos se sienten atraídos por la sangre de la menstruación femenina.”



Suerte la nuestra que vimos al cenizo!!! 

Este día, si tuvimos una muy buena anécdota que casi termina en tragedia o cosas que pasan en aguas de la Amazonía peruana.  Resulta que de pronto el barco paró, yo me estaba lavando los dientes cuando miré por la ventana del baño y un barco se acercaba a nosotros. De repente, empezaron a venir un montón de moscas y zancudos y un olor un poco desagradable para estar tú con el dentífrico en la boca! Me apresuré y salí a ver qué pasaba. El barco que se acercaba, también con pasajeros, en la parte delantera y baja, transportaba.... VACAS! Sí, así es, un montón de vacas, con su alimento, sus caquitas, sus moscas y su "buen olor". Bien, ya había inspeccionado el barco vecino. Ahora tocaba saber qué pasaba. 
Pues bien, pregunté. Me dijeron que una de las vacas había muerto, y claro, nuestro bote pesaba mucho menos y por eso iba más rápido, así que decidieron traspasarla. Y claro, no iban a pasar a la vaca entera, así que la partieron por la mitad, limpiaron y pasaron cada pieza con sus dos patas, una tras otra. Algunos momentos fueron bastante críticos, pues pasaron cada parte con una tabla de madera. Cuando la segunda parte ya estaba en nuestra posesión, los dos tripulantes del otro barco tenían que volver, y lo querían hacer tabla en mano. Eso, y que el barco se fuese alejando sin darse cuenta que todavía no habían terminado, causó la agonía de que uno de ellos se quedase con un pie en cada barco, y casi se cae al agua llena de burbujas que provocaban las hélices. Por suerte, le engancharon y  tiraron de su brazo y cintura y el chico pudo estar a salvo en su propio barco. Pero me asusté muchísimo. 

Tras ese susto, dormimos. 




Lunes 30: Llegamos a Yurimaguas en la mañana. Nosotros, teníamos que ir hasta Tarapoto con el fin de tomar un bus hacia Chiclayo (Tiphaine y Juan Carlos), y yo de vuelta a Lima.
Teníamos que tomar una especie de camionetas. Decidimos montar en la parte trasera, pues costaba 5 soles, hacía buen tiempo, y así contemplabamos el paisaje...















Bien una vez en la parte trasera de la camioneta, con nuestras mochilas subidas... paramos en un puerto donde empezaron a cargar sacos de aguaje. Sacos, sacos y más sacos... Pues nos quedamos sin sitio!


Decidimos tomar otro carro, y nada más llegar a Tarapoto buscamos una empresa de buses y en dos horas subí rumbo a Lima.
Pero quince minutos antes de que partiese el bus, esperando en la calle y con mochila en mano... cayó LA tormenta. No una tormenta cualquiera. Nos refugiamos bajo cuatro troncos de madera que aguantaban un plástico negro... el plástico se rompió y toooda el agua al suelo! Íbamos sopita!
Y bueno, tras 30 hora de autobús y con el dinero justo para el taxi de La Victoria a Pueblo Libre... llegué a Kusi Wasi, donde me encontré con Shisha (Alemania), Jonathan (Perú) y Jose Ramón (chico nuevo en la casa que venia de Almería, España). Me tenían un plato de spaguettis al pesto para mì guardadito! Que bien que me vinieron! Pues en esas 30 horas nomás comí galletitas y una naranja! 

* * * * * F I N    D E L    V I A J E * * * * *