INDICE DE PÁGINAS.

domingo, 22 de junio de 2014

"quizá nos negamos a recordar nuestro origen común porque el racismo produce amnesia, o porque nos resulta imposible creer que en aquellos tiempos remotos el mundo entero era nuestro reino, inmenso mapa sin fronteras, y nuestras piernas eran el único pasaporte exigido" 
(E. Galeano. Caminos de alta fiesta. "Espejos")


lunes, 10 de febrero de 2014

Iquitos - Yurimaguas - Tarapoto - Lima

Iquitos  - Yurimaguas
El viernes 27, sábado 28 (día de las Fiestas Patrias del Perú) y el domingo 29, lo pasamos a bordo del bote. El lunes 30 en la mañana llegamos a Yurimaguas. De la vuelta no hay mucho que contar, no fue un viaje tan caótico como el de nuestro querido Henry II. 

El sábado 28 subimos al techo a celebrar las Fiestas Patrias con una botellita de pisco o rompecalzones... no recuerdo bien, pero a las 11 pm ya íbamos muy contentitos... El barco estaba iluminado con bombillas de colores (solo ese día). Y se escuchaban ritmos de cumbia y chicha desde los pequeños pueblitos a orillas del río Marañón. 

El domingo 29 vimos los famosos bufeos, en este caso no eran rosados, sino más bien grises. Nos contaron que siempre iban en parejas... Pero voy a compartir una leyenda sobre los bufeos que un señor le contó a mi amigo David en su viaje cuando vieron un bufeo rosado y que publica en su blog: botasnomadas.blogspot.com  





“Cuentan que hay dos tipos de bufeos, el bufeo negro o cenizo y el rosado. El primero dicen que es de buen corazón y que ayuda a los pescadores a atraer a sus presas, así mismo también entrega los cadáveres de los ahogados. Son los guardianes de las aguas del río. En cambio, el bufeo rosado o colorado, cuentan las leyendas que es en realidad un demonio que sale del agua y cobra forma humana. Dicen los lugareños que si encuentras a alguien que es muy esbelto no te fíes, pues puede que sea un bufeo. Las hembras bufeo se convierten en preciosas mujeres y van en busca de hombres a las ciudades, mientras que los machos se convierten en hombres para ir en busca de las chicas. También cuentan que los machos se sienten atraídos por la sangre de la menstruación femenina.”



Suerte la nuestra que vimos al cenizo!!! 

Este día, si tuvimos una muy buena anécdota que casi termina en tragedia o cosas que pasan en aguas de la Amazonía peruana.  Resulta que de pronto el barco paró, yo me estaba lavando los dientes cuando miré por la ventana del baño y un barco se acercaba a nosotros. De repente, empezaron a venir un montón de moscas y zancudos y un olor un poco desagradable para estar tú con el dentífrico en la boca! Me apresuré y salí a ver qué pasaba. El barco que se acercaba, también con pasajeros, en la parte delantera y baja, transportaba.... VACAS! Sí, así es, un montón de vacas, con su alimento, sus caquitas, sus moscas y su "buen olor". Bien, ya había inspeccionado el barco vecino. Ahora tocaba saber qué pasaba. 
Pues bien, pregunté. Me dijeron que una de las vacas había muerto, y claro, nuestro bote pesaba mucho menos y por eso iba más rápido, así que decidieron traspasarla. Y claro, no iban a pasar a la vaca entera, así que la partieron por la mitad, limpiaron y pasaron cada pieza con sus dos patas, una tras otra. Algunos momentos fueron bastante críticos, pues pasaron cada parte con una tabla de madera. Cuando la segunda parte ya estaba en nuestra posesión, los dos tripulantes del otro barco tenían que volver, y lo querían hacer tabla en mano. Eso, y que el barco se fuese alejando sin darse cuenta que todavía no habían terminado, causó la agonía de que uno de ellos se quedase con un pie en cada barco, y casi se cae al agua llena de burbujas que provocaban las hélices. Por suerte, le engancharon y  tiraron de su brazo y cintura y el chico pudo estar a salvo en su propio barco. Pero me asusté muchísimo. 

Tras ese susto, dormimos. 




Lunes 30: Llegamos a Yurimaguas en la mañana. Nosotros, teníamos que ir hasta Tarapoto con el fin de tomar un bus hacia Chiclayo (Tiphaine y Juan Carlos), y yo de vuelta a Lima.
Teníamos que tomar una especie de camionetas. Decidimos montar en la parte trasera, pues costaba 5 soles, hacía buen tiempo, y así contemplabamos el paisaje...















Bien una vez en la parte trasera de la camioneta, con nuestras mochilas subidas... paramos en un puerto donde empezaron a cargar sacos de aguaje. Sacos, sacos y más sacos... Pues nos quedamos sin sitio!


Decidimos tomar otro carro, y nada más llegar a Tarapoto buscamos una empresa de buses y en dos horas subí rumbo a Lima.
Pero quince minutos antes de que partiese el bus, esperando en la calle y con mochila en mano... cayó LA tormenta. No una tormenta cualquiera. Nos refugiamos bajo cuatro troncos de madera que aguantaban un plástico negro... el plástico se rompió y toooda el agua al suelo! Íbamos sopita!
Y bueno, tras 30 hora de autobús y con el dinero justo para el taxi de La Victoria a Pueblo Libre... llegué a Kusi Wasi, donde me encontré con Shisha (Alemania), Jonathan (Perú) y Jose Ramón (chico nuevo en la casa que venia de Almería, España). Me tenían un plato de spaguettis al pesto para mì guardadito! Que bien que me vinieron! Pues en esas 30 horas nomás comí galletitas y una naranja! 

* * * * * F I N    D E L    V I A J E * * * * *

martes, 22 de octubre de 2013

I Q U I T O S

Sábado 21 de Julio.
La verdadera hora en que abandonamos el Amazonas no fue ni a las 10am, ni a las 2pm.. sino a las 10pm. Con un sentimiento de pena a la vez que alegría por haber llegado a nuestro destino, nos dispusimos a bajar del barco. Que cómo fue la bajada? Había una simple tabla de madera largaza que comunicaba la parte delantera del barco con los cimientos del puerto. Una tabla de dos palmos de ancha y dos dedos de gruesa, un tanto indeble para el peso que soportaba: dos o tres personas con sus respectivos equipajes, la cual formaba una parábola cóncava con apariencia indeble que, si se rompía caías a las marrones y densas aguas del Amazonas.





Está claro que, dejamos Henry II, pero nuestras aventuras no nos abandonaban ni un segundo.
Salimos del puerto y ahí estaban: miles de motocarros esperándonos:
- Señoritas, taxi? Las llevo a algún lugar? Plaza de Armas? Hostal? Hospedaje?

Claro, al no conocer nada nos dividimos en 3 grupos y fuimos de hospedaje en hospedaje buscando una ducha y una cama donde descansar. (Anécdota de gringos): Algunos mototaxistas que están dentro del puerto, tienen comisiones por llevarte a unos hospedajes determinados, siendo siempre los más caros y asegurándote de antemano que “está todo completo y que no hay más barato”. Así que, con nuestra inocencia, fuimos a parar al Hostal Shippibo. La verdad, para una noche estuvo muy bien, carazo, pero bien, con aire acondicionado, ducha... Creo que una habitación doble eran como 120 soles, en la cual dormimos 4 personas (a lo que no salimos a mucho...), y eso después de negociar y rebajar el precio, como buenos peruanos... jijiji.

Después de ducharnos fuimos a cenar un pollo asado y papas, y luego a tomarnos una chelita, mojito... a un bar la verdad muy bonito, no recuerdo el nombre, pero el centro de la ciudad tampoco es muy grande, así que se encuentra fácilmente.

Domingo 22 de Julio
Al día siguiente, decidimos ver la ciudad. Es una ciudad bastante ruidosa y un tanto caótica, algo parecido a Lima pero en pequeño y en medio de la selva. El transporte que más predomina son los motocarros, pues son baratos, fresquitos y llegas a cualquier parte de la ciudad. También están los autobuses y bueno, motos y autos particulares también. 



Fuimos a desayunar a la zona del Mercado, unas ricas tostadas con salsa huancaína y salsa de aceituna -las tostadas más ricas que me he podido echar a la boca- y un batido de fresa buenazo también. Tras el pequeño paseo, terminamos sentados hablando en la Plaza de Armas. Allí se nos acercaban muchos vendedores de tours, pero nosotros teníamos el contacto de Willy, con el que otros amigos se fueron y hablaron muy bien. Así que lo llamamos y nos ofertó los paquetes que tenía, con total libertad de elegir lo que queríamos hacer y lo que no.
El tour costó 180 soles los 4 días, incluyendo así: transporte en el “peke-peke”, alojamiento y comida.
Empezamos el tour visitando el mirador del Amazonas introduciéndonos en la selva. Para ello, fuimos al puerto de Iquitos a montar en el peke-peke, nuestra embarcación con techo de palmera y el resto de madera. 


Puerto de Iquitos
Sopa de tortuga


Suri (gusanos asados)
 En el puerto, hay un mercado de puestitos con comida típica, el suri, sopa de tortuga dentro de su cascarón, tacacho con cecina, huevitos de tortuga, plátanos y todo tipo de frutas. Es un puerto un tanto peculiar: hay un peke-peke-ambulancia, que es la única barquita blanca con una cruz roja que se va desplazando a donde haga falta, y los grifos, son flotantes, tú simplemente con tu barquita te acercas y te ponen gasolina.



Mirador Amazonas









Ya en el lugar caminamos un poquito hasta llegar al mirador. Tiene unas vistas súper bonitas, se ve perfectamente cómo Iquitos y sus pequeñas islas están completamente rodeadas por agua. De ahí caminamos un poco por en medio de la selva (o eso pensamos en ese momento), pasando por un gran árbol  donde hicimos un intento de Tarzán, pasando por un pueblito hasta llegar a una cancha donde jugaban fútbol donde las mujeres nos ofrecieron masato, esa bebida de yuca fermentada que se fabrica de la siguiente manera: las mujeres toman la yuca, la mastican y escupen, y así, con el tiempo, se consigue su fermentación. No sé si ese masato estaba producido de esa manera o eso era antiguamente,

 pero nos decían que sí, y por supuesto, hay que hacer caso siempre de las personas de la selva. De ahí pasamos por un caminito y nos explicaron que hay un fruto, muy bonito por cierto, que las bolitas que contienen dentro se usaban antiguamente y en algunas tribus indígenas como maquillaje y también como colorante de comida. Las frotamos un poco y en seguida salió el tinte con el que pintamos nuestras caras, brazos...


Ya montados en el peke-peke, almorzamos nuestro primer Juane iquiteño y probamos una ensalada con tomate, pepino y chonta (verdura como un tallarín, blanco que parece plástico pero está rica, que sale del interior de las cañas de palma). De ahí, visitamos unas playas de lodo. La tierra era completamente negra y te cubría hasta las rodillas incluso más si te quedabas quieto y no llevabas cuidado! Fue muy divertido.
Ya atardeciendo, fuimos a nuestro “loch”, hospedaje, construido con tronquitos de madera y hojas de palmera como techo y por supuesto, rodeado de grandes mosquiteras. Allí nos esperaba el shamán dueño de la casa. Con su loro -imitando nuestra risa- y su mono que se llamaba Wachiturro -siempre estaba comiendo plátanos-. Esa noche yo me encontraba mal y me quedé en el hospedaje, pero todos los demás se fueron al río a pescar la comida para cenar y para el desayuno del día siguiente. Contaron muy buenas anécdotas de peces que hacían ruidos muy extraños, otros grandazos, y eso con una sola luz en la barca.

Lunes 23. INTO THE WILD
Nos levantamos para el gran día, nos íbamos a adentrar en la selva más virgen que habíamos conocido. Para ello nos pusimos ropa larga para los mosquitos, unas botas de goma hasta las rodillas, mucho repelente y cigarrillos para ahuyentar a los mosquitos con el humo. Cargamos las carpas, las ollas, los machetes y lo necesario en la mochila para pasar una noche en plena selva. Antes, pasamos por una casa de una familia que tenía pollos, escogimos el pollo más grande, lo mataron, lo ataron y lo cargamos a nuestra espalda para hacer un rico ají de gallina para cenar. En la familia había tres niños un poco vergonzosos, y la más pequeña de la casa se acercaba a saludarnos y a estar con nosotros, a ella también le encantaba verse en la pantalla de una cámara de fotos.

Ahora sí que sí, con el pollo y los utensilios necesarios, allá que fuimos!
Se me olvidó nombrar a la persona más importante de toda esta aventura: al maestro Juan. Un hombre que conoce todo, y cuando digo todo, es TODO. Para qué sirve cada planta, cada liana, cada árbol  y lo más importante, sabía llegar donde quería, por en medio de la naturaleza salvaje: él, su orientación y su machete. Yo de verdad, si ustedes van a hacer un tour por la selva en Iquitos, buscar a Willy y a Juan, o de verdad, yo les doy el contacto porque lo súper recomiendo.

Estuvimos como 6 horas caminando por en medio de la selva, parando, conociendo remedios naturales de las plantas, cruzando charcos producidos por las lluvias de días anteriores por encima de troncos, retrocediendo cuando vimos un gran panal de avispas, parando para hacer fotos, ver árboles enormes, contemplar el silencio urbano y admirar los sonidos de los animales, insectos y hojas.
Pero por fin, llegamos a nuestro “campamento”, justo al lado de un lago en el cual nos bañamos, por supuesto! Había como algunos pececillos que te mordían pero muy flojito y daba cosquillas y mucha risa. Después del baño, hicimos la cena, un riquísimo ají de gallina preparado por Juan Carlos, Tiphaine y yo.

El ratito de antes de dormir lo pasamos junto a una hoguera con un panal de termitas que, cuando las restriegas por la piel o las quemas, sueltan una sustancia que ahuyenta a los mosquitos y tomando un poco de 7 raíces. Al rato, fuimos a las carpas a dormir.

Martes 24.
Nos despertamos con muchísimo calor, pues la carpa había hecho un efecto invernadero inaguantable. Aunque no sé si era mejor salir o quedarnos dentro, teníamos la tela de la carpa por fuera repletita de mosquitos esperando que saliésemos para comernos. Fuimos saliendo poco a poco y una vez fuera Willy y Juan nos dijeron: “chicos, tienen que pescar porque sólo tenemos un lagarto para comer todo el día!”
Una serpiente pequeñita pero venenosa que cazaron por la mañana sirvió de cebo para pescar algunos peces y muchas pirañas... sí, PIRAÑAS, y bueno, por qué no decirlo, algún que otro tronco que iba flotando en el agua también!

Fue muy gracioso por que decíamos: “claro, ya sabemos qué eran esos pececitos que nos daban mordisquitos...”. Aún así, decidimos volvernos a meter al agua y nadar hasta la otra orilla, tirarnos desde un tronco de un árbol caído en el agua y volver. Mientras, el seco de lagarto (guiso con pimiento y ají) se estaba cocinando en la olla.
Lagarto a la cazuela!!

Mientras lo comíamos como desayuno, inventamos una especie de parrilla para hacer las pirañas y las patas del lagarto a la brasa para almorzar una vez llegar al peke-peke.
Recogimos todo y emprendimos el camino de vuelta ya menos cargados: sin el pollo y sin agua! Por suerte, el maestro Juan conoce todo sobre la selva y paramos en un lugar para cortar unas ramas de un árbol que acumula agua, por lo tanto, si lo cortas en diagonal, al inclinarlo sale agua por el pico. Allí estuvimos un buen rato, pues era muy curioso y claro, teníamos sed de todo el camino.

Una vez montados en el peke-peke, fuimos a una pequeña reserva de animales, donde habían monos y osos perezosos. De ahí volvimos a las aguas del Amazonas para volver un ratito a las playas de lodo y almorzar las pirañas y patas de lagarto.
Una vez cubierto nuestros pies con el lodo, volvimos al loch para tomar AYAHUASCA.
La experiencia con el ayahuasca me la guardo para mí, pero recomiendo hacerlo como nosotros, cuando conoces al shamán, y sabes todo sobre el ritual y las costumbres de antes de tomar ayahuasca y el ayuno de después. Lo único que puedo decir es que, es una ceremonia que ni aunque hubiese visto vídeos  o escuchado miles de historias, no hubiese imaginado así. Los íkaros cantados por el o los shamanes durante toda la ceremonia, los cambios en la trayectoria de tus visiones, de tu estado... Si no sufres ninguna enfermedad del corazón, si puedes aguantar las experiencias fuertes y no te estás medicando, lo recomiendo. Yo, espero repetir.

Miércoles 25.
El último día del tour lo aprovechamos para pasear por la ciudad con los guías, almorzar juntos en un restaurante de comida típica que ellos conocían y visitar algún mercado artesanal. 
Pasillo de hierbas medicinales y tragos del Mercado
Esa mañana, también la aprovechamos para ir al Barrio de Belén, barrio un poco peligroso para ir unos cuantos gringos solos. Fuimos al mercado de Belén donde vendían de todo, desde 7 tipos distintos de palta, jugos, verduras, pasando por carne hasta tragos, medicinas, plantas, cigarrillos... El mejor mercado al que he ido nunca! 
Casas del Barrio de Belén
De ahí pasamos a subir en una lanchita, no recuerdo cuánto nos costó,(igual 5 soles a cada uno, no sé). Con la lancha, paseamos por el barrio de Belén. El barrio de belén, o también conocido como "la Venecia Amazónica". Las casas y edificios son flotantes debido a que, en época de lluvias, crece el caudal del río. Si no fuese así, el barrio se inundaría. 
En la tarde, y como despedida, tomamos un helado buenazo de maracuyá y chocolate en una heladeria que hace esquina en la Plaza de Armas. Helados de frutas artesanales, que siempre vienen bien! 
Hostal Charapas
De ahí visitamos un mercado artesanal y nos despedimos de los guías y de las chicas alemanas que tenían que tomar el avión. Nosotros, aprovechamos para buscar un alojamiento más barato que el Hotel Shippibo. Encontramos el Hostal Charapas, justo en la misma calle que la Casa de Fierro que hay en la Plaza de Armas, exactamente en la calle Próspero Raymondi. Un hostal muy lindo, limpio y barato (18 soles/noche) y la señora muy simpática.


Después de cenar fuimos a tomar otra chelita más y a dormir. 

Jueves 26.

Este día lo aprovechamos para pasear por Iquitos y contemplar su arquitectura: la Casa Cohen, Casa de Fierro, Casa Fitzcarrald, Casa Morey, Iglesia Matriz, el Malecón... 
Mi piernita en todo su esplendor!
Volvimos al mercado a comprar ingredientes para hacer la cena y plantas para curarnos las picaduras de zancudos y de las hormigas asesinas de mi pierna.


Mi piernita, ya mucho mejor....
 Hablamos con los señores más mayores y que, por ende, conocían más sobre qué plantas o ungüento aplicar a cada picadura. 
En la tarde, fuimos a pasear por la zona no turística de Iquitos. Fuimos a buscar un parque y luego a tomar una chelita. Juan Carlos y Marco se quedaron para tomarse unos anticuchos, mientras Tiphaine, Karen y yo volvimos a preparar la cena (nos tocaba a nosotras...). 
Tras la cena, descansamos un poco, pues las pastillas que nos dieron para el picazón de las picaduras, nos hacía dormir. A las 12pm nos despertamos y salimos a pisquear y a bailar un poquito de salsa! 
Cuando cerraron todo, volvimos a dormir. 

Viernes 27.
Éste, fue el último día en Iquitos. Juan Carlos, Tiphaine y Karen fueron a visitar una playita. Yo mientras, me quedé con un dolor terrible en la pierna (ya que no podía ni estirarla...). Y decidí dar un último paseo por la ciudad. Marco se quedó pintando un graffitti en la pared de un señor.
En la tarde, Juan Carlos, Tiphaine y yo volvimos al puerto, donde tomamos el barco Eduardo (mucho más nuevo, amplio y limpio), colgamos nuestras hamacas y tomamos rumbo a Yurimaguas.
Karen tomaba el avión la mañana siguiente y Marco tomó el avión unos dos o tres días mas tarde.

Fue todo un gusto, Iquitos!







lunes, 6 de mayo de 2013

Pucallpa - Iquitos

Empezaré esta entrada diciendo que a Iquitos sólo se puede ir o en avión o en barco, así que aprovecho para presentarles el barco en el cual viajamos: nuestro querido Henry II:

Y al equipo a bordo! 

Nosotros 9 y Adrià, un chico catalán que viajaba sólo.


Datos de interés para viajantes:
- Avión Lima - Iquitos: 95 dólares

Ahora, si quieres la opción aventura y barata te aconsejo la siguiente:
- Barco Pucallpa - Iquitos: 3 noches y 4 días = 90 - 100 soles (negociad si sois un grupo grande y además, estudiantes) con comida incluida.
- Chelas en el bar de dentro: 5 soles
- Conviene ir preparado con algo para pasar el tiempo: libros, comida (aunque te entra en el precio, es preciso llevar algo), bebida, agua!!, jabón, desodorante, loción anti-mosquitos, bloqueador solar, hamaca, manta para la noche, música, altavoces, algún instrumento: charango, guitarra, armónica, flauta...,  vamos, lo esencial para un viaje así, donde el tiempo se para y todos los días parecen iguales, aunque no lo son, y os diré por qué:

- Miercoles 18, anécdota 1 y 2.  
Llegamos al puerto de Pucallpa a eso de las 6:30am ya que el barco, según el Míster-capitán, salía a las 7am... Por supuesto, teniendo en cuenta la "hora peruana", el barco zarpó a las 2:00 pm. 
Nuestras "camas"
 No llevábamos ni 3 horas en el barco y de momento notamos un golpe fuerte (anécdota 1): habíamos encallado en la arena. Había peligro de que pasase eso, ya que no era época de lluvias y el cauce del río era menor, por ello, teníamos la mini barquita Henry II delante del barco para ir midiendo con una caña la profundidad del río y guiando al gran Henry. El golpe fue un caos: la gente loca, poniéndose los chalecos salvavidas, gritando, recogiendo todas sus cosas... nosotros? sentados en las hamacas viendo lo que pasaba. Eso si, si en los días siguientes pasara algo donde necesitáramos chalecos... no habría ni para la mitad de los pasajeros. Tardamos 20 minutos en salir de ese banco de arena, pero todo tranquilo, porque durante el dia encallamos 3 o 4 veces más. La gente? No se sacó el chaleco hasta el día siguiente! 
La famosa barquita guía
Esa misma noche, subimos al techo con una botella de ron y coca cola para acompañar la velada. En este viaje, eso de que aparezcan escopetas era la moda. Lo digo porque un chico de la tripulación se dirigió a nosotros escopeta en mano y nos dijo que como éramos gringos, no podíamos estar ahí y menos con música. Que era zona peligrosa, de asaltos, atracos... y más si veían un grupo en el techo de gringos como nosotros... Le dijimos que apagaríamos la música y la luz y no haríamos ruido  pues abajo la gente ya estaba durmiendo... Accedió a ello y varios ratitos nos hizo compañía (escopeta en mano todavía). El barco tenía un faro e iba alumbrando a todas partes, y a todas las barcas que se iban acercando (pues eran piratas). Nos contaba el chico que suelen ir en barquitas pequeñas sin luz, con armas y suben por los costados del barco, roban a los pasajeros incluso secuestraban a gente... A mí me dio mucho miedo eso, y más con la suerte de encallamientos que habíamos tenido durante todo el día! Pero bueno, ya al día siguiente pasábamos a zona más segura (según dijo). El caso, es que de repente, escuchamos gritos y más gritos, el barco paró. Nosotros decíamos: ya está, hemos entretenido al chico con nuestras preguntas y ya están aquí los piratas... Pues no, no era eso. El barco pilló a la barquita que mide la profundidad... Y os preguntaréis cómo?? Pues bien, el capitán dio la orden de bajar la barca para no encallar mas veces. El tal "araña" que así le llamaban, miembro de la tripulación, hizo caso, sin escuchar justo cuando desamarró la barca que el capitán decía que NO!!! Así pues, la barca estaba en el río, el barco avanzó y se la tragó. Claro, pues sin barca y 4 días mas... no llegaríamos bien, seguro! Así que decidieron bajar al río y buscarla, pena para todos, que encontraron la barca pero no su motor...
Y nosotros, con el ron, sin creer lo que estaba pasando y pensando: "vaya un viaje nos espera!!!" 

Fin del primer día!
Atardecer 1 sobre el río Ucayali

- Jueves 19: anécdota 3
El día 2 del barco pasó de la manera más normal que podía pasar: No pasó nada fuera de lo normal.
Amanecer en el río Ucayali.
Véase el vapor del agua.
Al ser el primer día que amanecíamos sobre aguas del Río Ucayali, aprovecho para explicar los horarios de comida:
<<A las 6am ya sonaba una cuchara golpeando contra una olla/cazo/qué se yo qué era. Para despertarnos e indicarnos que teníamos 30  minutos para ir a recoger el desayuno (avena y pan con algo raro untado); a las 12 del medio día volvía a sonar esa cucharilla para indicar que había que recoger el almuerzo (arroz, con pollo y un plátano imposible de comer de lo duro e insípido que estaba) y en la noche, a eso de las 7pm sonaba por tercera vez diaria la cucharilla para repartir la sopa que se servía como cena.>>


Como primer día, nos tomamos el lujo de subir al techo a desayunar y bueno, como no teníamos nada que hacer en todo el día, allí nos quedamos: leyendo, haciendo pulseritas de macramé y semillas que tan bien nos enseñó Sil Ja.


Este día, creo recordar que no pasó fuera nada de lo normal, como he dicho anteriormente, pero si no me falla la memoria, cuando bajamos Marco y yo de desayunar del techo, Karen nos dijo que (anécdota 3) se habían escapado unos pollos o gallinas. Bien, es un barco de mercancías, y no sabemos si eran pollos para Iquitos, o lo pollos que nosotros comíamos (ya que los mataban antes de cocinarlos...), nunca lo sabremos, lo que sí está claro es que los pollos iban corriendo por debajo de todas las hamacas evitando ser capturados!

Por la tarde seguimos con nuestro taller de macramé, hasta que atardeció.
En la noche tomamos unas chelitas del bar de abajo, pensamos que si tomábamos el ron, para los otros días no tendríamos nada!
Fin del segundo día.

- Viernes 20: anécdota 4, 5 y 6.
El viernes transcurrió tranquilo. Hicimos lo mismo que el día anterior: pasarla en el techo haciendo pulseras! 
Foto de: Miriam Göedeck
A mitad de mañana notamos que el barco va mucho más despacio y allá que le preguntamos al capitán (anécdota 4):

- Señor, por qué disminuimos la velocidad?
- Ay, m'hijita! Nos quedamos sin combustible!!
- Quéee? Cómo es posible??

En serio, no nos entraba en la cabeza cómo y por qué un barco salía sin el necesario combustible para llegar a su meta. La verdad, que cuando no pasaba nada, había un encallamiento en la arena, pero a eso ya nos acostumbramos, pero de verdad, quedarnos sin combustible... Pues qué hicimos? Tuvimos que esperar a que viniese otro barco detrás y que nos diese combustible. 
El tema está en que el que vino, no quería darnos! Y normal, si sale con lo justo! La buena noticia es que nos dio un poquito para poder llegar a un puerto a tiempo y repostar más! Así que el barco tuvo que pegarse mucho mucho (hasta golpear varias veces a Henry II) para poder pasarle el combustible. 


Uno de tantos pueblitos a las orillas del Ucayali
El día siguió transcurriendo tranquilo, bueno, no tanto (anécdota 5). ¿Se acuerdan del "araña", ese que soltó la barquita cuando no debió? Bien, pues cuando paramos en algún puerto, hay botes pequeños (siempre y cuando el barco no se pueda acercar a tierra porque volveríamos a encallar) que dejan a los pasajeros que paran en ese pueblito, pues bien, cuando el barco, después de una de esas paradas, ya zarpó y se alejó del pueblo, oímos cómo el capitán (uno de ellos) gritaba: "Araña!! Dejamos a Araña en el puertoooo!!!!" Nosotros, preocupados le preguntamos a otro señor que qué pasaba. Nos dijo eso, que efectivamente habían dejado a este chico, pero que "ya lo recogerían a la vuelta!!"
Como siempre les he dicho (si he tenido la oportunidad de hacerlo, en Perú y más en la selva, es todo taaan tranquilo, taaaan normal... que me encanta!)

En la tarde tomamos un vino dulce y bueno, Juan Carlos decidió darle duro al Rompecalzones! No sé si lo conté antes, pero el Rompecalzones es un trago típico de la selva. Pues anteriormente los hombres podían tener varias mujeres, y claro, después de todo el día trabajando, cuando llegaba la hora de satisfacer a sus 7 mujeres, no podía! Entonces inventaron esa bebida ante la cual ningún calzón (en Perú así se le llama a la ropa interior femenina) se le podía resistir y todas las mujeres quedaban completamente satisfechas. Como este trago también está el 7 raíces y muchos más! ¡Eran muy listos!


Pues bien, los 10 que éramos, decidimos escribir un mensaje y meterlo en la botella, con tal de dibujar una sonrisa a quien lo encontrase. Estábamos tan emocionados por eso!!! Ojalá que haya tenido su efecto! 





Fin del tercer día.


Fin?? Mentira!!! (anécdota 6) Esa noche, estábamos durmiendo y... a las 4am (aunque ya del día siguiente), paramos en un puerto y qué pasa? Cada vez que paramos sube gente vendiendo comida y bebida, así que nos despertaron los gritos de: "hay aguaaaaa, hay gaseosaaa!!!!" "hay polloooo, hay chaufaaaa" Así repetidamente hasta que zarpamos y uno de nuestros vecinos pasajeros se le ocurrió poner la música así, en mitad de la noche. Es por esto que la BSO del Viaje es: 




Ahora sí, fin del tercer día.

- Sábado 21: último día, última anécdota.

Como según nos habían dicho, éste sería el último día, así que decidimos Tiphaine, Juan Carlos, Marco y yo empezar el día viendo el amanecer. Así que a las 5am nos subimos al techo.


 No fue nada del otro mundo, o es que yo, mas bien, soy amante de los atardeceres. El caso es que estuvimos un buen rato arriba. Estuvimos charlando con el capitán (que terminaba su turno a las 6am) y según nos dijo, llegaríamos a Iquitos para medio día, aunque cada uno decía una cosa: "a las 11 entramos en el Río Amazonas", otro: "ya estamos en el río Amazonas", otro: "en dos horitas nomás llegamos a Iquitos!!" La verdad fue la siguiente: sobre la 1 del medio día desembocamos en el Río Amazonas y a las 10pm de la noche llegamos a Iquitos. 
Ya amanecido bien, decidimos bajar para recoger el desayuno. Al ratito de haber bajado y desayunado nos escuchamos gritos y un fuerte golpe del barco (anécdota 7): El capitán se durmió y chocamos contra la orilla del río! 
En serio?? Ya estábamos curados de espanto con todo lo que pasaba en ese barco! Pero si ese señor cambió el turno hacia menos de media hora! Nosotros vimos como se despertaba, se cambiaba con el que había estado toda la noche en vela y se ponía sus auriculares (me sorprendió la comodidad con la que tomó el mando del barco), y claro está, se durmió y chocamos! Increíble!
Menos mal, salimos de ésta y ya durante el día no pasó nada, ahora sí, de verdad.
La pasamos todo el día en la parte delantera del barco, pues queríamos ver cómo entrábamos en el Amazonas y pues porque se estaba más fresquito que en el techo!

Por suerte, tuvimos la compañía de Daisy, una niña peruana pequeña, tendría unos 6 añitos. Pero era muy extrovertida. Nos miraba y se extrañaba, pero ella lo preguntaba todo:
- Eres blanca! ¿Por qué eres blanca?
- ¿Naciste blanca?
- ¿Vas a ser siempre así de blanca? ¿Y te gusta?
Ya me diréis cómo respondías a esas preguntas! Fue todo un reto tener que explicar a esa niña por qué no teníamos el mismo colo de piel, pero igual creo que fue muy enriquecedora esa experiencia. Estuvo mucho tiempo con nosotros. Le preguntamos si su mamá sabía dónde andaba y decía que sí. Hasta que vinieron sus  tres hermanas buscándola porque su mamá andaba preocupada!! ¡¡Menuda era esta niña!! 
Entrada al Amazonas


Al medio día, entramos en el Amazonas. Se notaba bastante por que empezó a salpicarnos el agua, había mucho más caudal y hasta olas! Si el Ucayali ya era ancho... el Amazonas era el triple!
Fue algo grandioso!
Atardece sobre el Amazonas

A las 10 de la noche llegamos a Iquitos.

FIN DEL TRAYECTO PUCALLPA - IQUITOS